Historias de Forbes por Daniel Gross P8
CORRIÓ EL RIESGO: JOSEPH WILSON Y LA XEROX 914
Al introducirse la 914, ya existían otras máquinas duplicadoras en el mercado. El mismo Tomás Edison había inventado un mimeógrafo, pero había que mecanografiar un documento en papel carbón, colocar dicho papel en un máquina, y sacar copias en un proceso laborioso y sucio. La situación mejoró un poco durante los años 30 con la proliferación de las imprentas offset, pero éstas eran demasiado grandes, costosas, lentas y no eran prácticas para el negocio promedio.
Un inquieto abogado de patentes lleno de imaginación cambió todo eso. Chester Carlos estaba frustrado por la forma lenta en que sacaban las fotocopias de los documentos de patentes. Carlson, de 29 años de edad y quien había estudiado física en el Instituto Tecnológico de California antes de dedicarse al derecho, empezó a experimentar con la tecnología fotográfica en 1935. En la Biblioteca Pública de Nueva York averiguó sobre un científico húngaro que utilizaba polvo y electricidad estática para duplicar fotografías. Con ayuda de Otto Kornei, físico y refugiado alemán, Carlson se dedicó la mayor parte de tres años a mezclar sustancias químicas y a probar distintos métodos y así se inventó un proceso complejo de cinco etapas utilizando cargas eléctricas, polvo y calor para crear imágenes. El 22 de octubre de 1938 probó con éxito el nuevo proceso que no requería ninguna reacción química ni tinta, y reprodujo una imagen en un pedazo de papel las palabras: 10-22-38 Astoria
Trató de vender su descubrimiento a IBM, Kodak y RCA y fue rechazado. Finalmente el doctor R.M.Schaffert, de la división de Artes Gráficas del Instituto Batelle Memorial, una organización sin fines de lucro en Columbus, Ohio se interesó por su invento electrofotográfico. Batelle invirtió un 60% en los descubrimientos de Carlson y en 1944 Carlson empezó a desarrollar dicha tecnología.
DEL LABORATORIO AL MERCADO
En 1994 Haloid Corporation de Rochester, Nueva York, se enfrentaba a una crisis. Fue fundada en 1906 para vender papel fotográfico y abastecer a compañías como Eastman-Kodak, y había tenido un crecimiento estable durante la Segunda Guerra Mundial, pero luego de la misma, la demanda cayó y la empresa se vio en la necesidad de diversificarse. Joseph C. Wilson, nieto de uno de los fundadores de Haloid motivó a sus ejecutivos a buscar productos alternativos. John Dessauer, jefe de la División de Investigaciones e Ingeniería de Haloid, revisó cientos de publicaciones técnica y en un artículo en el Monthly Abstract Bulletin de Kodak, Dessauer encontró un resumen de la electrofotografía de Battelle. Dessauer y Wilson fueron a Columbus y les gustó lo que vieron. Wilson llamó a Sol Linowitz, un abogado de Rochester, que desde hacía tiempo había querido negociar con Haloid. Negociaron los derechos de la tecnología que tantas firmas grandes habían rechazado. En 1946 llegaron a un acuerdo: Haloid le pagaría a Batelle 25,000 dólares anuales, más el 8% de los ingresos obtenidos por concepto de la electrofotografía, a cambio de los derechos para desarrollar la tecnología de Carlson.
Wilson y su equipo se concentraron en objetivos a corto plazo, en 1948 inventaron la palabra xerografía del griego que significaba escritura seca. Wilson se apresuró a establecer una fecha para la primera demostración de la xerografía. El 22 de octubre de 1948, décimo aniversario del primer esfuerzo de Carlson, en esa fecha exhibieron una caja roja que producía una copia sencilla en un minuto. En 1950 negociaron nuevamente con Batelle para convertirse en los únicos con licencia, prohibiéndoles a las otras empresas el acceso a los descubrimientos de Carlson, pero en 1957 caducaba la patente básica, y Wilson aumentó la inversión en investigación y obtuvo nuevas patentes. Si somos dueños de los derechos de las nuevas facetas de la xerografía nuestra posición será menos vulnerable. En 1954 Linowitz, se convirtió en el vicepresidente encargado del nuevo departamento de licencias y patentes. En 1955, Haloid introdujo el Copyflo, la primera máquina xerográfica totalmente automática para copia microfilm.
LA XEROX 914
En 1947 y 1960, Haloid invirtió 75 millones de dólares el doble de sus ganancias operativas en la investigación, emitiendo acciones y pidiendo prestado. En 1958 cambió de nombre por Haloid-Xerox, Inc. En 1956 formó sociedad con Rank Organization, conglomerado británico que vendería productos xerográficos fuera de Norteamérica.
El 914 tenía 1,260 componentes, todos los cuales tenían que moverse armónicamente. Al oprimirse un botón, una barra de luz recorría el documento y transmitía la imagen reflejada a un tambor giratorio revestido de selenio, cargado de electricidad estática; después de ser cargado con una imagen idéntica a la imagen en el documento, el tambor rotaba por una cámara de tinta en polvo (toner) que se adhería a la imagen cargada; entonces, el tambor imprimía la imagen en el papel; y finalmente, el calor y la presión de un rodillo sellaban la imagen.
El 914 costaba 29,500 dólares, como era costoso, Wilson adoptó la estrategia de alquilar las máquinas en lugar de venderlas. Xerox estableció una tarifa mensual de 95 dólares que incluía 2000 copias gratuitas y después los clientes pagaban cuatro centavos por cada hoja extra. El 914 producía copias en papel común mientras que las demás sólo podían hacer copias en papel tratado.
El 18 de abril de 1961, sólo unas pocas semanas antes de que las acciones de la compañía empezaran a venderse en la prestigiosa Bolsa de Nueva York, los accionistas aprobaron el cambio oficial de nombre a Xerox Corporation.
La siguiente carta jugada por Xerox fue la 813, que podía hacer copias en papel de 20 x 30 centímetros y cabía encima de un escritorio.
Wilson dijo que Los hombres de negocios deben dejar de mostrarse como comerciantes y empezar a revelarse a sí mismos como gente que se interesa por los asuntos y programas de la humanidad, como el maestro, el científico o el trabajador social.
Como dijo Sol Linowitz en 1965: Las patentes son nuestras entrañas, no sólo el apéndice. En 1966 al obtener la patente número 500 relacionada con los productos xerográficos, la firma invirtió 40 millones de dólares de sus ingresos anuales de 500 millones en la investigación de nuevos productos. En 1965, la Xerox introdujo la máquina 2,400 de alto volumen (2,400 copias por hora). Al igual que la 914, la 2,400 no se compraba, se alquilaba, y las copias se pagaban con base en una escala que fluctuaba, llegando el precio a bajar hasta medio centavo por copia.
Xerox había comenzado la diversificación desde 1962 cuando ingresó al negocio de la educación con la adquisición de University Microfilms Inc. Y en los años siguientes adquirió varias editoriales educativas.
McColough reemplazó a Joseph Wilson, cuando éste renunció en 1968 y cambió las sede de Rochester, Nueva York a Stanford, Connecticut. Cuando IBM empezó a desarrollar una copiadora comercial, McColough cometió la imprudencia de competir contra ellos en el campo de las computadoras, compró la empresa Scientific Data Systems (SDS) por un valor de 900 millones de dólares en acciones, pero los mejores días de SDS eran cosa del pasado y seis años después Xerox cerró SDS, declarando toda aquella inversión como pérdida.
McColough estableció un centro de investigaciones en Silicon Valley (California) con el fin de desarrollar nuevas tecnologías de computadores. A mediados de los 70, los brillantes científicos crearon lo que pudo haber sido uno de los primeros computadores de uso personal, pero los ejecutivos optaron por no introducir la máquina. Lo que ellos abandonaron contenía la semilla que más tarde se convertiría en Apple Macintosh.
La siguiente generación de copiadoras, la 9200 tuvo un costo de producción de 300 millones de dólares y fue introducida en 1971 y produjo ventas desalentadoras.
En 1972, La Federal Trade Commission (FTC) acusó a Xerox de monopolizar ilegalmente el negocio de las copiadoras de oficina, Según FTC, Xerox acaparaba el 86% del mercado mundial, esto era injustificado pues ya las empresas japonesas como Canon, Minolta, Ricoh y Sharp habían inundado el mercado de los Estados Unidos con copiadoras más económicas. La acusación luego de tres años se llegó a un acuerdo. En 1982, Xerox bajó su participación al 41%.
David Kerns asumió la dirección de Xerox en 1977 y logró un resurgimiento. Dejando el negocio de los computadores, la compañía se concentró en las copiadoras, en 1994 tuvo ingresos por el valor de 17,800 millones de dólares equivalente al producto nacional bruto de Guatemala.
La estrategia de alquilar en vez de vender la 914 fue sumamente importante y controvertida. Joseph Wilson había visto el éxito de IBM que alquilaban máquinas para oficinas, además Xerox pudo acogerse a condiciones favorables en materia de impuestos. El código de impuestos permite a las compañías deducciones por la depreciación de máquinas y equipos de su propiedad. Como Xerox seguía siendo dueña de todas las máquinas que producía, la empresa podía amortizar el costo de toda la producción.
Aquella estrategia fue muy lucrativa, en 1967 cuando se calculaba que había en uso 190,000 máquinas, la compañía declaró equipos alquilados e inventarios relacionados por un valor de 239 millones de dólares. Así Xerox pudo aumentar su liquidez, lo que le permitió invertir aun más en investigación y nuevos productos.
Al introducirse la 914, ya existían otras máquinas duplicadoras en el mercado. El mismo Tomás Edison había inventado un mimeógrafo, pero había que mecanografiar un documento en papel carbón, colocar dicho papel en un máquina, y sacar copias en un proceso laborioso y sucio. La situación mejoró un poco durante los años 30 con la proliferación de las imprentas offset, pero éstas eran demasiado grandes, costosas, lentas y no eran prácticas para el negocio promedio.
Un inquieto abogado de patentes lleno de imaginación cambió todo eso. Chester Carlos estaba frustrado por la forma lenta en que sacaban las fotocopias de los documentos de patentes. Carlson, de 29 años de edad y quien había estudiado física en el Instituto Tecnológico de California antes de dedicarse al derecho, empezó a experimentar con la tecnología fotográfica en 1935. En la Biblioteca Pública de Nueva York averiguó sobre un científico húngaro que utilizaba polvo y electricidad estática para duplicar fotografías. Con ayuda de Otto Kornei, físico y refugiado alemán, Carlson se dedicó la mayor parte de tres años a mezclar sustancias químicas y a probar distintos métodos y así se inventó un proceso complejo de cinco etapas utilizando cargas eléctricas, polvo y calor para crear imágenes. El 22 de octubre de 1938 probó con éxito el nuevo proceso que no requería ninguna reacción química ni tinta, y reprodujo una imagen en un pedazo de papel las palabras: 10-22-38 Astoria
Trató de vender su descubrimiento a IBM, Kodak y RCA y fue rechazado. Finalmente el doctor R.M.Schaffert, de la división de Artes Gráficas del Instituto Batelle Memorial, una organización sin fines de lucro en Columbus, Ohio se interesó por su invento electrofotográfico. Batelle invirtió un 60% en los descubrimientos de Carlson y en 1944 Carlson empezó a desarrollar dicha tecnología.
DEL LABORATORIO AL MERCADO
En 1994 Haloid Corporation de Rochester, Nueva York, se enfrentaba a una crisis. Fue fundada en 1906 para vender papel fotográfico y abastecer a compañías como Eastman-Kodak, y había tenido un crecimiento estable durante la Segunda Guerra Mundial, pero luego de la misma, la demanda cayó y la empresa se vio en la necesidad de diversificarse. Joseph C. Wilson, nieto de uno de los fundadores de Haloid motivó a sus ejecutivos a buscar productos alternativos. John Dessauer, jefe de la División de Investigaciones e Ingeniería de Haloid, revisó cientos de publicaciones técnica y en un artículo en el Monthly Abstract Bulletin de Kodak, Dessauer encontró un resumen de la electrofotografía de Battelle. Dessauer y Wilson fueron a Columbus y les gustó lo que vieron. Wilson llamó a Sol Linowitz, un abogado de Rochester, que desde hacía tiempo había querido negociar con Haloid. Negociaron los derechos de la tecnología que tantas firmas grandes habían rechazado. En 1946 llegaron a un acuerdo: Haloid le pagaría a Batelle 25,000 dólares anuales, más el 8% de los ingresos obtenidos por concepto de la electrofotografía, a cambio de los derechos para desarrollar la tecnología de Carlson.
Wilson y su equipo se concentraron en objetivos a corto plazo, en 1948 inventaron la palabra xerografía del griego que significaba escritura seca. Wilson se apresuró a establecer una fecha para la primera demostración de la xerografía. El 22 de octubre de 1948, décimo aniversario del primer esfuerzo de Carlson, en esa fecha exhibieron una caja roja que producía una copia sencilla en un minuto. En 1950 negociaron nuevamente con Batelle para convertirse en los únicos con licencia, prohibiéndoles a las otras empresas el acceso a los descubrimientos de Carlson, pero en 1957 caducaba la patente básica, y Wilson aumentó la inversión en investigación y obtuvo nuevas patentes. Si somos dueños de los derechos de las nuevas facetas de la xerografía nuestra posición será menos vulnerable. En 1954 Linowitz, se convirtió en el vicepresidente encargado del nuevo departamento de licencias y patentes. En 1955, Haloid introdujo el Copyflo, la primera máquina xerográfica totalmente automática para copia microfilm.
LA XEROX 914
En 1947 y 1960, Haloid invirtió 75 millones de dólares el doble de sus ganancias operativas en la investigación, emitiendo acciones y pidiendo prestado. En 1958 cambió de nombre por Haloid-Xerox, Inc. En 1956 formó sociedad con Rank Organization, conglomerado británico que vendería productos xerográficos fuera de Norteamérica.
El 914 tenía 1,260 componentes, todos los cuales tenían que moverse armónicamente. Al oprimirse un botón, una barra de luz recorría el documento y transmitía la imagen reflejada a un tambor giratorio revestido de selenio, cargado de electricidad estática; después de ser cargado con una imagen idéntica a la imagen en el documento, el tambor rotaba por una cámara de tinta en polvo (toner) que se adhería a la imagen cargada; entonces, el tambor imprimía la imagen en el papel; y finalmente, el calor y la presión de un rodillo sellaban la imagen.
El 914 costaba 29,500 dólares, como era costoso, Wilson adoptó la estrategia de alquilar las máquinas en lugar de venderlas. Xerox estableció una tarifa mensual de 95 dólares que incluía 2000 copias gratuitas y después los clientes pagaban cuatro centavos por cada hoja extra. El 914 producía copias en papel común mientras que las demás sólo podían hacer copias en papel tratado.
El 18 de abril de 1961, sólo unas pocas semanas antes de que las acciones de la compañía empezaran a venderse en la prestigiosa Bolsa de Nueva York, los accionistas aprobaron el cambio oficial de nombre a Xerox Corporation.
La siguiente carta jugada por Xerox fue la 813, que podía hacer copias en papel de 20 x 30 centímetros y cabía encima de un escritorio.
Wilson dijo que Los hombres de negocios deben dejar de mostrarse como comerciantes y empezar a revelarse a sí mismos como gente que se interesa por los asuntos y programas de la humanidad, como el maestro, el científico o el trabajador social.
Como dijo Sol Linowitz en 1965: Las patentes son nuestras entrañas, no sólo el apéndice. En 1966 al obtener la patente número 500 relacionada con los productos xerográficos, la firma invirtió 40 millones de dólares de sus ingresos anuales de 500 millones en la investigación de nuevos productos. En 1965, la Xerox introdujo la máquina 2,400 de alto volumen (2,400 copias por hora). Al igual que la 914, la 2,400 no se compraba, se alquilaba, y las copias se pagaban con base en una escala que fluctuaba, llegando el precio a bajar hasta medio centavo por copia.
Xerox había comenzado la diversificación desde 1962 cuando ingresó al negocio de la educación con la adquisición de University Microfilms Inc. Y en los años siguientes adquirió varias editoriales educativas.
McColough reemplazó a Joseph Wilson, cuando éste renunció en 1968 y cambió las sede de Rochester, Nueva York a Stanford, Connecticut. Cuando IBM empezó a desarrollar una copiadora comercial, McColough cometió la imprudencia de competir contra ellos en el campo de las computadoras, compró la empresa Scientific Data Systems (SDS) por un valor de 900 millones de dólares en acciones, pero los mejores días de SDS eran cosa del pasado y seis años después Xerox cerró SDS, declarando toda aquella inversión como pérdida.
McColough estableció un centro de investigaciones en Silicon Valley (California) con el fin de desarrollar nuevas tecnologías de computadores. A mediados de los 70, los brillantes científicos crearon lo que pudo haber sido uno de los primeros computadores de uso personal, pero los ejecutivos optaron por no introducir la máquina. Lo que ellos abandonaron contenía la semilla que más tarde se convertiría en Apple Macintosh.
La siguiente generación de copiadoras, la 9200 tuvo un costo de producción de 300 millones de dólares y fue introducida en 1971 y produjo ventas desalentadoras.
En 1972, La Federal Trade Commission (FTC) acusó a Xerox de monopolizar ilegalmente el negocio de las copiadoras de oficina, Según FTC, Xerox acaparaba el 86% del mercado mundial, esto era injustificado pues ya las empresas japonesas como Canon, Minolta, Ricoh y Sharp habían inundado el mercado de los Estados Unidos con copiadoras más económicas. La acusación luego de tres años se llegó a un acuerdo. En 1982, Xerox bajó su participación al 41%.
David Kerns asumió la dirección de Xerox en 1977 y logró un resurgimiento. Dejando el negocio de los computadores, la compañía se concentró en las copiadoras, en 1994 tuvo ingresos por el valor de 17,800 millones de dólares equivalente al producto nacional bruto de Guatemala.
La estrategia de alquilar en vez de vender la 914 fue sumamente importante y controvertida. Joseph Wilson había visto el éxito de IBM que alquilaban máquinas para oficinas, además Xerox pudo acogerse a condiciones favorables en materia de impuestos. El código de impuestos permite a las compañías deducciones por la depreciación de máquinas y equipos de su propiedad. Como Xerox seguía siendo dueña de todas las máquinas que producía, la empresa podía amortizar el costo de toda la producción.
Aquella estrategia fue muy lucrativa, en 1967 cuando se calculaba que había en uso 190,000 máquinas, la compañía declaró equipos alquilados e inventarios relacionados por un valor de 239 millones de dólares. Así Xerox pudo aumentar su liquidez, lo que le permitió invertir aun más en investigación y nuevos productos.