De vuelta a la economìa de la Gran Depresiòn de Krugman P4
EL FUTURO QUE NO FUNCIONÒ: JAPÒN EN LA DÈCADA DE LOS AÑOS NOVENTA
En 1998, la industria japonesa produjo menos de lo que habìa producido en 1991. Ningùn paìs, ni siquiera la època de los planes quinquenales de Stalin habìa experimentado una transformaciòn econòmica tan asombrosa como la de Japòn de los años 1953 y 1973, se transformò de una naciòn agrìcola al primer exportador mundial de acero y automòviles. A principios de los 70s Japòn decreciò de 9% a menos del 4% despuès de 1973.
Japòn habìa crecido por su educaciòn bàsica excelente y una elevada tasa de ahorro, pero el sistemas japonès se basò en la orientaciòn del gobierno. Tanto el Ministerio de Industria y Comercio Intenrnacional como el Ministerio de Finanzas condujeron el desarrollo econòmico. industrias y firmas favorecidas. Las compañìas màs importantes tenìan capacidad para aislarse de las presiones financieras de corto plazo, los miembros del "keiretsu" japonès o grupos de empresas aliadas alrededor de un banco principal, eran normalmente dueños de acciones de las otras empresas, de tal manera que la administraciòn era independiente de los accionistas externos. Tampoco se preocupaban de los precios de las acciones o por la confianza del mercado, pues pocas veces se financiaban con la venta de acciones o bonos, sino que el banco principal les prestaba el dinero que necesitaban. Los depositantes creìan que el gobierno nunca permitirìa que perdieran sus ahorros y le pusieron poca atenciòn a lo que hicieran los bancos con su dinero.
El resultado es que Japòn era un paìs que podìa planear a largo plazo. El gobierno concentrò sus esfuerzos en ciertas industrias "estratègicas", se le ayudarìa durante un perìodo inicial con protecciòn contra la competencia extranjera, perìodo en que la industria podrìa afinar sus habilidades en el mercado interno. Luego vendrìa la gran campaña exportadora en que las empresas ignorarìan la rentabilidad mientras aumentaban su participaciòn en el mercado y conducìan a sus competidores extranjeros a la quiebra. Finalmente, asegurado el dominio de esa industria, Japòn pasaba a la siguiente. Acero, automòviles, grabadoras de video, semiconductores: pronto serìan computadores y aeronaves.
A comienzos de 1990, la capitalizaciòn del mercado en Japòn era mayor que la de Estados Unidos, la milla cuadrarda sobre la que se encuentra el Palacio Imperial de Tokio valìa màs que todo el estado de California, a èsto se llamò la "Economìa Burbuja". Las acciones en los 80s se habìan triplicado, por un boom financiero irracional.
Los especuladores en bienes raìces con ayuda de los yakuza estuvieron ya a punto de provocar una crisis bancaria en los 70s, y se salvaron por el repunte de la inflaciòn que redujo el valor real de las deudas de los especuladores y saneò las deudas vencidas.
Todos los brotes de fiebre especulativa tenìan en comùn de que eran financiados por prèstamos bancarios a operadores amantes del riesgo por tasas por encima del mercado. Asì tambièn ocurriò con las Asociaciones de Ahorros y Prèstamos de Estados Unidos.
"RIESGO MORAL" tiene su origen en la industria de los seguros, las aseguradoras de incendio se dieron cuenta que los propietarios que estaban completamente asegurados contra pèrdida tenìa una tendencia interesante a sufrir incencios destructores, en particular cuando las condiciones cambiantes habìan reducido el valor probable de su edificaciòn del valor cubierto por el seguro. (Algunos compraban un edificio a un precio inflado a nombre de una compañìa ficitica de la que ellos mismos eran dueños, utilizaban el precio como base de una pòliza de seguro de gran valor, y luego ocurrìa un incendio. Riesgo moral en efecto). Con el tiempo el tèrmino llegò a referirse a cualquier situaciòn en la que una persona toma la decisiòn de cuànto riesgo tomar mientras alguna otra paga el precio si las cosas salen mal.
Lo mismo ocurrìa con el dinero prestado, supòngase que yo sea un tipo listo que usted decide prestame mil millones de dòlares para invertir como mejor me parezca con tal de que yo prometa pagarle altos intereses dentro de un año, yo los coloco en algo que "quizàs" podrìa dar grandes ganancias, pero que igualmente podrìan terminar convertidos en nada. Si el negocio prospera tambièn lo hago yo, si no, me declaro en bancarrota y desaparezco. Cara gano yo, sello pierde usted. Esto lo encontramos en los fondos de cubrimiento de riesgo (Hedge Funds)
Tambièn el banquero inescrupuloso juega la riesgo moral al prestarle a los especuladores derrochadores, si les va bien, se hace rico, si les va mal simplemente se desaparece y deja que el gobierno arrgle el lìo.
Pero los reguladores gubernamentales no son totalmente estùpidos, ellos restringìan lo que los bancos podàn hacer con el dinero de los depsoitantes en un esfuerzo por evitar que asuimeran riesgos excesivos y tambièn le han puesto lìmite a la competencia entre los bancos, haciendo que una licencia bancaria sea en sì un "valor de franquicia". Pero en los años 80s estas restricciones se derrumbaron a causa de la liberalizaciòn. Los bancos tradicionales eran seguros, pero tambièn muy conservadores, habìan dejado de orientar el capital hacia su uso màs productivo, la cura, decìan los reformadores era màs libertad y màs competencia. Los cambios en el mercado, como el surgimientode fuentes alternativas de financiamiento corporativo, erosionaron aùn màs los màrgenes de ganancias de los bancos, asì pues, en los años 80s hubo una especie de epidemia de riesgo moral. Lo que en Estado Unidos representaron las asociaciones de ahorro y prèstamo y en Japòn la economìa burbuja.
El Banco de Japòn preocupado por los excesos especulativos, comenzò a elevar las tasas de interès en 1990 en un intento por dejar salir un poco del aire de la burbuja. A partir de 1991 los precios de la tierra y de las acciones comenzaron un descenso vertiginoso y en pocos años llegaron a estar en el 60% de su màximo valor.
LA TRAMPA DEL JAPÒN
¿Por què Japòn no puso su casa en orden cuando la burbuja se reventò? ¿Còmo puede ser que Japòn estè atrapado en una recesiòn aparentemente incorregible? En Japòn, las tasas de interès han caìdo casi a cero y aun asì la economìa no se levanta. El pùblico japonès no parece estar dispuesto a gastar lo suficiente para utilizar la capacidad de la economìa. Japòn, dicen los economistas, ha caìdo en la temida "Trampa de liquidez".
Japòn tratò desde comienzos de los noventa una serie de paquetes de estìmulo, pidiendo prestado dinero para construir carreteras y puentes sin importar que el paìs lo necesitara o no. En 1991 el gobierno japonès tenìa un excedente bastante robusto 2.9% del PIB pero en 1996 ya tenìa un dèficit peligroso del 4.3% del PIB. Sin embargo el motor de la economìa estaba fallando.
Otro problema es que la poblaciòn en edad de trabajar en realidad està disminuyendo constantemente al tiempo que las personas retiradas, que reciben costosas pensiones pùblicas y cuidados de salud son una pesada carga fiscal, asì en 1997 el primer ministro Ruyutaro Hashimoto aumentò los impuestos para reducir el dèficit presupuestal. La economìa cayò de inmediato en la recesiòn.
En 1998 instaurò un nuevo y enorme programa de obras pùblicas, los inversionistas pronto se dieron cuenta de que Japòn estaba proyectando un dèficit del 10% del PIB, y que la razòn entre la deuda del gobierno y el PIB estaba ya por encima del 100%. En noviembre Moody`s bajò ligeramente la clasificiaciòn de la deuda gubernamental. En resumen, los intentos por hacer que la economìa arrancara mediante el gasto deficitario habìan llegado a su lìmite ¿Entonces ahora què?
A finales de 1998, la asamblea legislativa pensaron que el paìs estaba en una trampa de liquidez porque sus bancos estàn fianncieramente dèbiles si se arreglan los bancos se recupera la economìa, asì que introdjo un plan de rescate bancario de 500,000 milones de dòlares, el problema es que hay poca evidencia de que existan posibilidades de hacer buenos prèstamos.
La respuesta cuando una economìa està en una trampa de liquidez es que necesita de la expectiva de una inflaciòn, necesita convencer a la gente que està tentada a atesorar de que el yen comprarà menos dentro de un mes o un año de lo que compra hoy. Una "inflaciòn dirigida", imprimir suficiente dinero para genera expectativas de una inflaciòn moderada.
Las expectativas de inflaciòn harìan que las inversiones en el extranjero fueran màs atractivas para el pùblico japonès, sacando sus ahorros afuera. Sin embargo, recuèrdese la discusiòn de la balanza de pagos, èsta siempre se equilibra, luego si Japòn va a exportar capital (es decir, si va tener un dèficit en la cuenta de capital) entonces tiene que tener un superàvit en la cuenta corriente. ¿Còmo ocurrirìa esto? Si los residentes japoneses tratan de trasladar su dinero al extranjero, intentaràn convertir yenes a dòlares, euros, etc. Ello deprimirà el valor del yen haciendo que las exportaciones japonesas sean màs baratas para los extranjeros y los bienes extranjeros màs costosos para los japoneses, lo que lleva, por lo tanto a un excedente comercial. Y el yen debe por un asunto simple de contabilidad, caer los suficiente para que ese excedente comercial coincida con la cantidad de capital que se desea exportar. Este excedente significa una mayor demanda de bienes japoneses, lo que ayudarìa los esfuerzos de la economìa para recuperarse.
En 1998, la industria japonesa produjo menos de lo que habìa producido en 1991. Ningùn paìs, ni siquiera la època de los planes quinquenales de Stalin habìa experimentado una transformaciòn econòmica tan asombrosa como la de Japòn de los años 1953 y 1973, se transformò de una naciòn agrìcola al primer exportador mundial de acero y automòviles. A principios de los 70s Japòn decreciò de 9% a menos del 4% despuès de 1973.
Japòn habìa crecido por su educaciòn bàsica excelente y una elevada tasa de ahorro, pero el sistemas japonès se basò en la orientaciòn del gobierno. Tanto el Ministerio de Industria y Comercio Intenrnacional como el Ministerio de Finanzas condujeron el desarrollo econòmico. industrias y firmas favorecidas. Las compañìas màs importantes tenìan capacidad para aislarse de las presiones financieras de corto plazo, los miembros del "keiretsu" japonès o grupos de empresas aliadas alrededor de un banco principal, eran normalmente dueños de acciones de las otras empresas, de tal manera que la administraciòn era independiente de los accionistas externos. Tampoco se preocupaban de los precios de las acciones o por la confianza del mercado, pues pocas veces se financiaban con la venta de acciones o bonos, sino que el banco principal les prestaba el dinero que necesitaban. Los depositantes creìan que el gobierno nunca permitirìa que perdieran sus ahorros y le pusieron poca atenciòn a lo que hicieran los bancos con su dinero.
El resultado es que Japòn era un paìs que podìa planear a largo plazo. El gobierno concentrò sus esfuerzos en ciertas industrias "estratègicas", se le ayudarìa durante un perìodo inicial con protecciòn contra la competencia extranjera, perìodo en que la industria podrìa afinar sus habilidades en el mercado interno. Luego vendrìa la gran campaña exportadora en que las empresas ignorarìan la rentabilidad mientras aumentaban su participaciòn en el mercado y conducìan a sus competidores extranjeros a la quiebra. Finalmente, asegurado el dominio de esa industria, Japòn pasaba a la siguiente. Acero, automòviles, grabadoras de video, semiconductores: pronto serìan computadores y aeronaves.
A comienzos de 1990, la capitalizaciòn del mercado en Japòn era mayor que la de Estados Unidos, la milla cuadrarda sobre la que se encuentra el Palacio Imperial de Tokio valìa màs que todo el estado de California, a èsto se llamò la "Economìa Burbuja". Las acciones en los 80s se habìan triplicado, por un boom financiero irracional.
Los especuladores en bienes raìces con ayuda de los yakuza estuvieron ya a punto de provocar una crisis bancaria en los 70s, y se salvaron por el repunte de la inflaciòn que redujo el valor real de las deudas de los especuladores y saneò las deudas vencidas.
Todos los brotes de fiebre especulativa tenìan en comùn de que eran financiados por prèstamos bancarios a operadores amantes del riesgo por tasas por encima del mercado. Asì tambièn ocurriò con las Asociaciones de Ahorros y Prèstamos de Estados Unidos.
"RIESGO MORAL" tiene su origen en la industria de los seguros, las aseguradoras de incendio se dieron cuenta que los propietarios que estaban completamente asegurados contra pèrdida tenìa una tendencia interesante a sufrir incencios destructores, en particular cuando las condiciones cambiantes habìan reducido el valor probable de su edificaciòn del valor cubierto por el seguro. (Algunos compraban un edificio a un precio inflado a nombre de una compañìa ficitica de la que ellos mismos eran dueños, utilizaban el precio como base de una pòliza de seguro de gran valor, y luego ocurrìa un incendio. Riesgo moral en efecto). Con el tiempo el tèrmino llegò a referirse a cualquier situaciòn en la que una persona toma la decisiòn de cuànto riesgo tomar mientras alguna otra paga el precio si las cosas salen mal.
Lo mismo ocurrìa con el dinero prestado, supòngase que yo sea un tipo listo que usted decide prestame mil millones de dòlares para invertir como mejor me parezca con tal de que yo prometa pagarle altos intereses dentro de un año, yo los coloco en algo que "quizàs" podrìa dar grandes ganancias, pero que igualmente podrìan terminar convertidos en nada. Si el negocio prospera tambièn lo hago yo, si no, me declaro en bancarrota y desaparezco. Cara gano yo, sello pierde usted. Esto lo encontramos en los fondos de cubrimiento de riesgo (Hedge Funds)
Tambièn el banquero inescrupuloso juega la riesgo moral al prestarle a los especuladores derrochadores, si les va bien, se hace rico, si les va mal simplemente se desaparece y deja que el gobierno arrgle el lìo.
Pero los reguladores gubernamentales no son totalmente estùpidos, ellos restringìan lo que los bancos podàn hacer con el dinero de los depsoitantes en un esfuerzo por evitar que asuimeran riesgos excesivos y tambièn le han puesto lìmite a la competencia entre los bancos, haciendo que una licencia bancaria sea en sì un "valor de franquicia". Pero en los años 80s estas restricciones se derrumbaron a causa de la liberalizaciòn. Los bancos tradicionales eran seguros, pero tambièn muy conservadores, habìan dejado de orientar el capital hacia su uso màs productivo, la cura, decìan los reformadores era màs libertad y màs competencia. Los cambios en el mercado, como el surgimientode fuentes alternativas de financiamiento corporativo, erosionaron aùn màs los màrgenes de ganancias de los bancos, asì pues, en los años 80s hubo una especie de epidemia de riesgo moral. Lo que en Estado Unidos representaron las asociaciones de ahorro y prèstamo y en Japòn la economìa burbuja.
El Banco de Japòn preocupado por los excesos especulativos, comenzò a elevar las tasas de interès en 1990 en un intento por dejar salir un poco del aire de la burbuja. A partir de 1991 los precios de la tierra y de las acciones comenzaron un descenso vertiginoso y en pocos años llegaron a estar en el 60% de su màximo valor.
LA TRAMPA DEL JAPÒN
¿Por què Japòn no puso su casa en orden cuando la burbuja se reventò? ¿Còmo puede ser que Japòn estè atrapado en una recesiòn aparentemente incorregible? En Japòn, las tasas de interès han caìdo casi a cero y aun asì la economìa no se levanta. El pùblico japonès no parece estar dispuesto a gastar lo suficiente para utilizar la capacidad de la economìa. Japòn, dicen los economistas, ha caìdo en la temida "Trampa de liquidez".
Japòn tratò desde comienzos de los noventa una serie de paquetes de estìmulo, pidiendo prestado dinero para construir carreteras y puentes sin importar que el paìs lo necesitara o no. En 1991 el gobierno japonès tenìa un excedente bastante robusto 2.9% del PIB pero en 1996 ya tenìa un dèficit peligroso del 4.3% del PIB. Sin embargo el motor de la economìa estaba fallando.
Otro problema es que la poblaciòn en edad de trabajar en realidad està disminuyendo constantemente al tiempo que las personas retiradas, que reciben costosas pensiones pùblicas y cuidados de salud son una pesada carga fiscal, asì en 1997 el primer ministro Ruyutaro Hashimoto aumentò los impuestos para reducir el dèficit presupuestal. La economìa cayò de inmediato en la recesiòn.
En 1998 instaurò un nuevo y enorme programa de obras pùblicas, los inversionistas pronto se dieron cuenta de que Japòn estaba proyectando un dèficit del 10% del PIB, y que la razòn entre la deuda del gobierno y el PIB estaba ya por encima del 100%. En noviembre Moody`s bajò ligeramente la clasificiaciòn de la deuda gubernamental. En resumen, los intentos por hacer que la economìa arrancara mediante el gasto deficitario habìan llegado a su lìmite ¿Entonces ahora què?
A finales de 1998, la asamblea legislativa pensaron que el paìs estaba en una trampa de liquidez porque sus bancos estàn fianncieramente dèbiles si se arreglan los bancos se recupera la economìa, asì que introdjo un plan de rescate bancario de 500,000 milones de dòlares, el problema es que hay poca evidencia de que existan posibilidades de hacer buenos prèstamos.
La respuesta cuando una economìa està en una trampa de liquidez es que necesita de la expectiva de una inflaciòn, necesita convencer a la gente que està tentada a atesorar de que el yen comprarà menos dentro de un mes o un año de lo que compra hoy. Una "inflaciòn dirigida", imprimir suficiente dinero para genera expectativas de una inflaciòn moderada.
Las expectativas de inflaciòn harìan que las inversiones en el extranjero fueran màs atractivas para el pùblico japonès, sacando sus ahorros afuera. Sin embargo, recuèrdese la discusiòn de la balanza de pagos, èsta siempre se equilibra, luego si Japòn va a exportar capital (es decir, si va tener un dèficit en la cuenta de capital) entonces tiene que tener un superàvit en la cuenta corriente. ¿Còmo ocurrirìa esto? Si los residentes japoneses tratan de trasladar su dinero al extranjero, intentaràn convertir yenes a dòlares, euros, etc. Ello deprimirà el valor del yen haciendo que las exportaciones japonesas sean màs baratas para los extranjeros y los bienes extranjeros màs costosos para los japoneses, lo que lleva, por lo tanto a un excedente comercial. Y el yen debe por un asunto simple de contabilidad, caer los suficiente para que ese excedente comercial coincida con la cantidad de capital que se desea exportar. Este excedente significa una mayor demanda de bienes japoneses, lo que ayudarìa los esfuerzos de la economìa para recuperarse.
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