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Cuando los periodistas mienten

Hace unos dias el famoso investigador Ricardo Uceda publicó su libro "Muerte en el Pentagonito" y dice que Leonor La Rosa, nunca fué torturada, similar versión dará Chema Salcedo en su próximo libro, más aún dice que Leonor es mitómana, nos toca a nosostros decidir ¿A quién creerle? Bueno, lo que uno se da cuenta es que poco a poco están saliendo del closet los fujimoristas que hoy llegan al 20%, y tratan de convertir a los victimarios en víctimas. ¿Es cierto o no que cortaron en pedacitos a Mariela Barreto, conviviente del sanguinario Martín Rivas porque junto a Leonor la Rosa eran las informantes de
"Contrapunto"?, ¿Es cierto o no que a raíz de ello le quitaron el canal 2 a Baruch Ivcher? ¿Es cierto o no, que torturaron a un periodista que había "visionado" los videos en que altas autoridades entraban y salían del SIN, y que luego se corroboró con el Vladivideo Kourí-Montesinos? Felizmente en el diario La República, otro prestigioso investigador Edmundo Cruz publicó los informes médicos que detalla que La Rosa sufrió de “Encefalopatía hipóxica-anóxica (daños en el cerebro por falta de oxígeno)”. Y agrega: “En el examen físico observan lesiones compatibles con quemaduras en mano derecha y pie izquierdo”.

Recuerda el caso de Mariela Barreto...
El 22 de marzo de 1997, Mariela Barreto Riofano se dirigió temprano al Hospital Militar, a gestionar un certificado de grupo sanguíneo para su hija recién nacida. Pero no retornó a casa. Sus familiares sólo constataron su visita al hospital en el registro de ingreso.

Dos días después su cuerpo seccionado fue hallado dentro de dos bolsas de polietileno en el kilómetro 25 de la carretera a Canta. Lesiones en el cuello, en ambos lados del abdomen y en una de las piernas indicaban los maltratos a que fue sometida antes de su asesinato

Lo cierto es que en mayo del 2003 el ministerio de Justicia indemnizó a la familia de Mariela Barreto y a sus dos hijos con 156 mil dólares sin haber llegado a identificar a los asesinos. La indemnización forma parte del acuerdo amistoso recomendado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

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